En medio de la creciente incertidumbre del escenario económico global, proveniente de la potencial escalada de subidas arancelarias iniciada por EE UU, los principales bancos centrales han lanzado esta semana un mensaje claro, cristalino: las políticas monetarias entran en una nueva fase. La gestión de la política monetaria volverá a la forma tradicional, a través de tipos de interés. Esta decisión es consistente con la situación cíclica de la economía europea y muestra su confianza en que la recuperación seguirá en marcha.
El segundo anuncio, en este caso inesperado y contundente, es que mantendrá los tipos de interés sin cambios hasta verano de 2019. Con esta decisión claramente persigue anclar las expectativas de tipos de interés por un periodo de tiempo prolongado, más de lo que esperaban los analistas.
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